Democracia sin partidos

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Nora Loredo

Presidenta Vigilancia Ciudadana

Hace ya dos años que Vigilancia Ciudadana está implementando el proyecto “Financiamiento Público Directo en el Perú: hacia una mejor rendición de cuentas”. En este tiempo, hemos revisado y analizado los informes semestrales que presentan a la ONPE los 10 partidos políticos que reciben este beneficio. En éstos los partidos dan cuenta de cómo han utilizado lo recibido. Nuestros hallazgos han sido presentados en dos informes, dados a conocer en agosto de 2023 y enero de 2024, generando un gran impacto en los medios de comunicación por la relevancia de los descubrimientos. No se trata de poca cosa, son casi 78 millones de soles del erario nacional que están recibiendo los partidos durante el quinquenio 2021-2026.

Las deficiencias encontradas en la ejecución de este financiamiento han sido muchas y son transversales a casi todos los 10 partidos: ausencia de un sistema de control interno, contrataciones de personas investigadas por la fiscalía, contrataciones de profesionales que brindan servicios personales a los dirigentes de los partidos, contratación de empresas recién creadas para ese fin específico, contratación de empresas con direcciones falsas y falsas empresas que en la realidad otorgan servicios distintos, sobrevaloración de servicios, entre otras tantas desvergüenzas.

La débil institucionalidad de las organizaciones políticas es manifiesta. No tienen una maquinaria partidaria que funcione organizadamente y que les dé coherencia y eficiencia a sus actividades. Tienen poca militancia activa y no están cohesionados por una ideología propia, un proyecto de país a largo plazo que  los diferencie unos de otros. Carecen de una identidad propia, de una ‘marca’ que los identifique como únicos. El ejemplo hiperbólico de esta falta de  ideología propia es el pacto que existe en el Congreso de la República entre la extrema izquierda y la extrema derecha para llevar adelante todo tipo de despropósitos contra la democracia y el desarrollo del país. Asimismo, la escasa o nula militancia de base, hace inexistente la democracia interna y la petición de una rendición de cuentas a las autoridades.

¿Es imposible cambiar esta situación? No ¿Es difícil? Sí. Se trata de una tarea a largo plazo empujada por fuerzas endógenas y exógenas a los partidos políticos. La militancia debe luchar internamente por una renovación que tenga como finalidad brindar esos dos pilares fundamentales que debe tener toda organización política: organicidad e ideario. Y, por fuera, la sociedad civil también debe hacer lo suyo, supervisando, fiscalizando y, sobre todo, involucrándose en política. 

Vigilancia Ciudadana, desde su espacio de trabajo, no se cansará de bregar porque esto suceda.

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